Fortaleciendo el sistema inmune: Vitaminas C y D

¿Sabías que tu cuerpo produce vitamina D naturalmente después de exponerse a la luz del sol?

El organismo necesita del sol para la producción de vitamina D, que es la encargada del fortalecimiento de los huesos y ayuda al cuerpo en absorber calcio (una de las piezas fundamentales de los huesos). La vitamina D también juega un rol en su
sistema nervioso, muscular e inmunitario. Usted puede obtener vitamina D de tres maneras. A través de su piel, su dieta y suplementos. Su cuerpo produce vitamina D naturalmente después de exponerse a la luz del sol. Pero demasiada exposición al sol puede ocasionar envejecimiento de la piel y cáncer de piel.

La vitamina C ayuda a contrarrestar ese daño natural a la piel, es considerado un gran antioxidante que permite renovar la dermis (capa de la piel), atenúa las manchas producidas por el mismo sol, disminuye las líneas de expresión estimulando la
producción colágeno, actúa como gran cicatrizante, mejora el brillo, disminuye el foto envejecimiento, reduce el estrés oxidativo que tiene nuestras células logrando un sistema inmunológico fuerte capaz de responder antes enfermedades, además
permite un mejor control de las enfermedades crónicas como diabetes, hipertensión arterial, artrosis, artritis entre otras.

Recuerda los tratamientos con Megadosis de vitamina C endovenoso, lograran grandes beneficios y menor daño gástrico.

La vitamina C es importante para más de 150 funciones metabólicas en el cuerpo.

Nuestro sistema inmunológico requiere concentraciones particularmente altas para poder reaccionar apropiadamente a los virus y otros agentes patógenos. Por nombrar sólo un par de funciones, la vitamina C es importante para la biosíntesis de las
proteínas de señalización antiviral mitocondrial y el interferón, que induce toda una cascada de proteínas antivirales. Y no debemos olvidar que sin suficiente vitamina C, no hay una función de barrera efectiva de la piel y las membranas mucosas contra los virus y otros agentes patógenos.

Al comienzo de una infección se necesita una gran cantidad de vitamina C para la defensa contra la infección y esto conduce a un drástico nivel de consumo: Las concentraciones de vitamina C en las células inmunes disminuyen alrededor del 50%
en cuestión de horas. Sí no se repone en cantidades adecuadas, existe el peligro de que se produzca una deficiencia de vitamina C, lo que reduce seriamente las capacidades defensivas del cuerpo.

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La deficiencia de vitamina C se asocia con graves consecuencias

Es particularmente importante informar a los grupos de pacientes con un alto riesgo de deficiencia de vitamina C. Esto incluye, por ejemplo, a las personas con enfermedades inflamatorias crónicas del sistema musculoesquelético (por ejemplo, la artritis), del tracto respiratorio o de la piel (por ejemplo, el asma, las alergias, la neuro dermatitis), los órganos digestivos (por ejemplo, la enfermedad de Crohn, la colitis ulcerosa), o con cáncer. Las inflamaciones producen estrés oxidativo y consumen una gran cantidad de vitamina C.

Un síntoma clave del escorbuto es la pronunciada susceptibilidad a las infecciones, en particular de las vías respiratorias, lo que significa que la inflamación de los pulmones es una de las complicaciones más frecuentes del escorbuto y una de las causas más
comunes de muerte.

Cuidado: el estrés reduce las defensas contra la infección.

La vitamina C reduce a la mitad el riesgo de las infecciones por resfrío en pacientes que están estresados. En estudios experimentales, se ha evaluado el efecto de la vitamina C sobre las infecciones severas en situaciones de estrés. La vitamina C
redujo la mortalidad y la severidad de los síntomas de manera dependiente de la dosis. Sí bien redujo el estrés oxidativo en los pulmones y la inflamación excesiva, al mismo tiempo mejoró las defensas inmunitarias contra los virus y las bacterias que se
habían debilitado por el estrés. La vitamina C regula la respuesta de estrés excesivo del eje hipotalámico–pituitaria–suprarrenal, que afecta negativamente a las defensas contra la infección.

La mayoría de los mamíferos lo tienen más fácil. Pueden sintetizar la vitamina C por sí mismos y simplemente producir más de ella cuando están estresados. Su producción de vitamina C puede aumentar hasta 100 o 200 mg por kilogramo de peso corporal. Esto corresponde, dependiendo del peso del paciente, con 7.5 a 15 gr de vitamina C.

Sólo que esto no es suficiente para tratar con los virus la inmunomodulación es absolutamente crucial. Es la reacción inflamatoria excesiva del sistema inmunológico, que se desencadena por una infección viral, tal como una infección por el COVlD–19, la que daña el sistema inmunológico y por lo tanto aumenta claramente el riesgo, por ejemplo, de neumonías graves o de sepsis y del síndrome de dificultad respiratoria aguda (SDRA). La vitamina C es uno de los inmunomoduladores endógenos más importantes, ya que activa muchos procesos de defensa contra la infección y, al mismo tiempo, protege contra la inflamación excesiva.

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